El Estado acaba de hacer la jugada maestra.
Ha expropiado 40.000 viviendas de la SAREB —el famoso “banco malo” que se creó con tu dinero tras la crisis de 2008— sin pagar un solo euro.
Sí, como lo lees: cero euros.
Ni un duro a cambio.
Ni a la Sareb.
Ni a los bancos que metieron capital.
Ni a ti, que avalaste todo con tus impuestos y tu deuda nacional.
Te tragaste el rescate bancario, pagaste la fiesta con intereses, y ahora que esos activos valen algo, el Estado se los queda.
Y no para venderlos, no.
Se los lleva a SEPES, la nueva inmobiliaria pública, para ponerlos en alquiler social controlado, según sus criterios, sus normas, sus tiempos... y sus beneficiarios.
¿Y tú?
Tú lo financias todo, pero no puedes ni oler esos pisos.
Ni comprarlos, ni alquilarlos, ni competir con ellos en el mercado.
Mientras tanto, los precios de la vivienda libre suben, la oferta cae y el Estado se vende como el salvador de los vulnerables, cuando en realidad está creando un sistema de vivienda intervenida que acabará estrangulando al pequeño inversor y domesticando al ciudadano.
Esto no es política social.
Es confiscación política encubierta, con sonrisa y pancarta.
Una operación quirúrgica para que tú lo pagues, ellos lo gestionen y otros lo disfruten.
¿Lo peor?
No es una teoría conspiranoica.
Es contabilidad pública.
Y está todo firmado.
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Charlie Hoyos - Magnates del Ladrillo